A lo largo de su vida, John Coltrane concedió algunas entrevistas a
periodistas, pero nunca llegó a ser una actividad que le interesara
especialmente. Se mostraba reticente a conversar porque, aseguraba, no
tenía claro que las palabras que él dijera pudieran llegar a expresar su
pensamiento con tanta claridad como lo hacía con su música. Quienes le
trataron describen a un hombre calmado, afable y modesto, una imagen que
contrastaba profundamente con la del artista encima del escenario o en
el estudio de grabación, siempre volcánico y espiritual, capaz de
desplegar una intensa fuerza musical en busca de lo desconocido.